jueves, 12 de marzo de 2009

NO TENGO TITULO PARA… ME FUI A NEGRO

Esta semana ha sido una semana triste para mí, lo anterior por el fallecimiento del padre de una buen amiga y colaboradora, ello me afecto de manera importante mas allá de lo deseable , y solo, luego de algunos días he podido racionalizar lo que señalo, ello porque mientras estaba sentado en una iglesia acompañando a los deudos, ondas reflexiones acudieron a mí que hicieron que mis endorfinas, todas las reservas y todo lo que tenia, se fueran a cero , seguro que también fuertemente influido por las situaciones laborales que de un tiempo a esta parte me afectan y el hecho de no hacer caso a las señales de mi cuerpo y no haber salido de vacaciones cuando este me lo solicitaba .

Pero regresando al tema, confieso que cada vez que me enfrento a tema de la muerte me pasa lo mismo, es inevitable pensar que me siento hoy más cerca que antes de llegar a este estado de inacción absoluta a ojos de muchos, y que en lo personal no es sino un proceso de trasmutación de la vida, de allí que me resulte inevitable plantearme la cuestión de ¿Cómo enfrentar el tema o el misterio de la muerte que tanto dolor deja en los que quedamos?

Siempre he pensado que la muerte no sino un forma de expresión de nuestra materia, que sigue allí manifestándose en cada molécula o átomo que la conforma y que por tanto no es sino una nueva forma de vida que se nos presenta con un paradigma que se repite " el misterio de la vida y que debemos resolver o buscar" en una forma de existencia que se nos presenta de manera distinta a la que conocemos . Por cierto existen aquellos que piensan en la reencarnación, en el cielo, en los temibles infiernos… en la trasmutación de la materia ó que nos convertimos en energía, que nos hacemos presentes en otras dimensiones, como sea lo concreto y racional es que estamos muertos… ¡si muertos…! pero ¿para quién? esa es la cuestión de fondo o real en este mundo, la respuesta lógica y obvia es que morimos para los que quedan, ello porque solo quedan en ellos nuestros recuerdos, nuestras fotos, nuestra escritura, nuestras ropas y efectos personales, es decir todo lo que nos tangibiliza de una u otra forma con este mundo terrenal, pero que hay de nuestros pensamientos, nuestros olores, nuestro mirar, nuestro caminar, …. Seguro todo ello y más nos lo llevamos con nosotros, alguno menos materialista hablara del alma, en definitiva es la inmaterialidad la que parte y por la cual las persona entran incluso en gritos desgarradores que no son sino una clara sintomatología de rebeldía frente a un proceso físico químico que a esta alturas debieramos aceptar como parte de una corta pero larga existencia humana.

Uno debería tomar estas instancias como un aclara oportunidad para replantearse, no sé si estos temas, pero si respecto de su actuar y por cierto agradecer lo que uno tiene, uno debería considerar estas instancias para ser menos egoísta frente a la partida de un ser querido o de un amigo como es el caso, tengo claro que parece más fácil decirlo que asumirlo, razones para lo anterior pueden hacer muchas, el temor a olvidar a quien quisimos, amamos y porque no decirlo también a veces odiamos, y también para los que vamos algún día a morir; parte del miedo que la muerte nos trae no es sino el hecho de pensar que ya no estaré, que harán sin mí y como seguirán adelante si yo muero … es como si nadie se diera cuenta de la importancia de mi en este mundo .Es nuestra soberbia que resulta de sentirnos indispensables para que el mundo continúe girando , y no ocupo la palabra único porque creo que efectivamente somos únicos.

No sé a estas alturas si mi tristeza tiene ya fundamentos, lo único claro es que alegre no puedo estar frente a la no presencia de esta persona en las dimensiones espacio-tiempo que conocemos, pero si quiero agradecerle porque inevitablemente me retrotrajo a mis dolores personales, sin considerar las pasiones que nos puedo y me esfuerzo por dominar, llámese egoísmo, soberbia, ira, rebeldía en fin…. Y por ello planteo que este tipo de eventos si bien nos entristecen deben constituir una oportunidad importante para que nos convirtamos en mejores personas ya que se nos invita a la reflexión y ello porque las condiciones son sin lugar a dudas muy propicias…aquí la cuestión es no quedarse pegado , asumir que la vida sigue, que yo inevitablemente con cada día que pasa me acerco mas a ese día- si el azar no dice otra cosa -y por tanto debo aprovechar de ser uno conmigo y con el prójimo y cuan me refiero al prójimo me refiero a los próximos, esto es familia, amigos, conocidos, menos conocidos, resto del mundo y ciertamente ese y no otro debe ser … el orden lógico .

Por cierto que la soledad de un trote nos ayuda en estos análisis introspectivos, ello porque son muchas las instancias dónde vas solo con el camino, un buen trote es como la vida misma, sabes dónde empieza pero nunca donde, cuando o cómo va a terminar, porque con cada aliento, con cada resueño vas dejando algo allí, con cada zancada algo de ti también va muriendo , con cada paso nuestro cuerpo se manifiesta humilde, aceptando las transformaciones al que a veces irracionalmente lo llevamos… como diciéndonos , dale yo voy contigo espero que llegado el momento de partir dejemos esta carcasa vieja y en una acto lo menos irracional posible partamos a trotar por los campos de aquellas dimensiones que nos son desconocida y donde con solo alzar tu manos puedas recoger miles de endorfinas en una multiplicidad de colores y armonía que desearas nunca más regresar y porque ya quiero y deseo descansar eternamente.

Es lo anterior el fundamento de mis tristezas, la que se vieron tal vez injustificadamente (y pido a mis amigos que se preocuparon tempranamente, perdón por ello) acrecentadas, además por las vicisitudes mundanas y terrenales que me ha tocado enfrentar y que estoy enfrentando.

Un abrazo y ya me vacié

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