La verdad lo que siento ahora es difícil de explicar, es como que tengo hecho nudo el estomago y nada puedo disfrutarlo al máximo.
Siento la necesidad de que cada persona que me abrace me entregue todo el cariño que tenga, pero la verdad nunca me satisface.
De repente me encuentro con esas personas que son como tranquilizantes, esas que sólo con abrazarte te inundan de paz; una paz que uno desea se mantenga en el tiempo, pero que por desgracia es efímera como la mayoría de las cosas buenas en esta vida.
A veces me cuestiono, porque pienso que sólo a mi me pasa esto, me refiero a esta necesidad insaciable de cariño que tengo y me pregunto si alguna vez podré llenar ese vacío.
¿Qué es sentir algo? ¿Cuándo uno puede saber que es lo que está sintiendo? La verdad hay que dejar de intentar nombrar todo y tener el control sobre todo, porque ya sabemos que no es posible y creo que la naturaleza por eso se ha hecho escuchar. Porque ya esta cansada de que el hombre piense que puede hacer con ella lo que quiera y es por eso que nos da esos remezones para que reaccionemos; pero nos negamos, nos negamos al hecho de tenerlo todo controlado de darnos cuenta de que algunas cosas deben seguir su curso por si solas y no darle nosotros el que queramos.
Eso es exacto lo que pasa con mi vida ahora, he intentado tanto controlarla que a veces al igual que a ustedes se me olvida que hay cosas que sólo tienen que pasar y a veces son esos terremotos los que nos están avisando. Es este el terremoto que me ha ayudado a darme cuenta de que debo dejar de controlarme y reprimirme tanto.
Ya nos damos cuenta de que la naturaleza es muy sabia, no sólo nos escarmienta con desastres naturales como este terremoto del que nos estamos recuperando; sino también nos escarmienta con terremotos emocionales como lo son las perdidas de seres que amamos.
Y será posible que hay veces que ni así aprendemos. Sólo me queda si me permiten darles un consejo HAY QUE ESCUCHAR LOS QUE LA NATURALEZA NOS QUIERE DECIR, PORQUE AL FINAL AUNQUE TENGA QUE GRITAR NOS VA HACER OIRLA.
Siento la necesidad de que cada persona que me abrace me entregue todo el cariño que tenga, pero la verdad nunca me satisface.
De repente me encuentro con esas personas que son como tranquilizantes, esas que sólo con abrazarte te inundan de paz; una paz que uno desea se mantenga en el tiempo, pero que por desgracia es efímera como la mayoría de las cosas buenas en esta vida.
A veces me cuestiono, porque pienso que sólo a mi me pasa esto, me refiero a esta necesidad insaciable de cariño que tengo y me pregunto si alguna vez podré llenar ese vacío.
¿Qué es sentir algo? ¿Cuándo uno puede saber que es lo que está sintiendo? La verdad hay que dejar de intentar nombrar todo y tener el control sobre todo, porque ya sabemos que no es posible y creo que la naturaleza por eso se ha hecho escuchar. Porque ya esta cansada de que el hombre piense que puede hacer con ella lo que quiera y es por eso que nos da esos remezones para que reaccionemos; pero nos negamos, nos negamos al hecho de tenerlo todo controlado de darnos cuenta de que algunas cosas deben seguir su curso por si solas y no darle nosotros el que queramos.
Eso es exacto lo que pasa con mi vida ahora, he intentado tanto controlarla que a veces al igual que a ustedes se me olvida que hay cosas que sólo tienen que pasar y a veces son esos terremotos los que nos están avisando. Es este el terremoto que me ha ayudado a darme cuenta de que debo dejar de controlarme y reprimirme tanto.
Ya nos damos cuenta de que la naturaleza es muy sabia, no sólo nos escarmienta con desastres naturales como este terremoto del que nos estamos recuperando; sino también nos escarmienta con terremotos emocionales como lo son las perdidas de seres que amamos.
Y será posible que hay veces que ni así aprendemos. Sólo me queda si me permiten darles un consejo HAY QUE ESCUCHAR LOS QUE LA NATURALEZA NOS QUIERE DECIR, PORQUE AL FINAL AUNQUE TENGA QUE GRITAR NOS VA HACER OIRLA.